La relación entre ready-made y activismo
político se remonta a los grandes
movimientos y cambios políticos de principios
del siglo XX, tales como el anarquismo, el
comunismo o el fascismo. Aunque autores
como Boris Groys ven precedentes de esta
situación ya en la Revolución Francesa, lo
cierto es que las vanguardias históricas
en las que surge y se desarrolla el readymade –dadá y surrealismo– estaban
conectadas solidariamente con las ideologías
revolucionarias de izquierdas. Desde
entonces, las operaciones desarrolladas
a partir del ready-made han servido para
distintos fines políticos, acompañando a
algunas revoluciones o protestas de corte
progresista.
Como práctica en el espacio, el ready-made
es una herramienta política que supone un
desplazamiento en la función. Se puede
apreciar esta circunstancia en algunos
parques urbanos de juego de aventuras,
los adventure playgrounds, que fueron
instalados como operaciones de activismo
político en algunas ciudades europeas en
la década de los 60 del pasado siglo. Otros
casos menos radicales se encuentran en
algunas propuestas que se benefician de la
práctica de dichos desplazamientos, como las
instalaciones permanentes promo...
The relation between ready-made and
political activism goes back to the main
artistic movements and political changes
that took place at the beginning of the 20th
century, such as anarchism, communism
or fascism. Although authors like Boris
Groys find precedents of this situation in the
French Revolution, it is also truth that the
historical avant-garde movements where
ready-made stems and develops –dadá
and surrealism– are jointly connected
to revolutionary left wing ideologies.
Since then, the operations built on readymade have been used for several political
purposes, accompanying some revolutions or
progressive-type demonstrations.
As a spatial practice, ready-made is
a political instrument that implies a
displacement of function. This circumstance
may be noticed in some adventure-oriented
urban play sites, the adventure playgrounds,
which were installed as a political activism
operation in some European cities during the
1960’s. Other less radical cases can be found
in some proposals that take advantage on the
practice of such displacements, for instance
public-funded permanent installations
of which Aldo Van Eyck’s Playgrounds in
Amsterdam are a well-known example...