Resumen:
La fuga de cerebros, la salida de jóvenes con capital educativo alto (al margen de su situación laboral, es decir, no necesariamente empleados en actividades científicas) ha introducido una nueva dimensión a la precariedad que sufren las personas jóvenes. La movilidad laboral forzada condiciona a la transición a la vida adulta y genera riesgos en las trayectorias, además de que muy probablemente dejará una marca generacional cuyos efectos se sentirán durante bastante tiempo. La comunicación presenta resultados de una investigación cualitativa basada en entrevistas en profundidad a jóvenes titulados realizadas en dos estudios. En el primero de ellos se han realizado 30 entrevistas a personas nacidas en España entre 25 y 34 años con estudios universitarios finalizados, que residen o han residido fuera de España, principalmente Reino Unido. En el segundo estudio se realizaron un total de 34 entrevistas a jóvenes de nacionalidad española emigrados a Alemania, a partir de 2008, entre los 20 y 36 años, con estudios medios y/o superiores finalizados. El análisis de estas entrevistas ha confirmado las hipótesis de partida, referidas a las nuevas precariedades de los jóvenes emigrantes españoles.