Resumen:
El Carnaval de Cádiz ha sido desde sus orígenes un vehículo transmisor de información horizontal. Ha brindado la oportunidad de que cualquiera que lo deseara se convirtiera en informador o intérprete de los hechos acontecidos en la ciudad de Cádiz o en cualquier otra parte del mundo. En cierto modo, logró democratizar el acceso a la información en dos direcciones. Por un lado, cuando las clases menos ilustradas accedían a una información no escrita sino cantada que, insertada en una estructura musical y con un sencillo estilo literario, favorecía su comprensión. Por otro, cuando alguien, con o sin formación, ejercía de comunicador, de contador de historias y se constituía como autor de una agrupación que más tarde transmitiría a un público masivo informaciones, opiniones o meras historias humorísticas inventadas con el propósito de entretener.