Resumen:
El hogar se ha identificado en la mayoría de discursos institucionalizados, con una estructura familiar tradicional e inquebrantable. Su espacialización casi unívoca a través de la vivienda urbana y suburbana ha reproducido entornos domésticos estáticos, repetitivos y en propiedad. Esta homogeneidad del espacio doméstico responde en gran medida a los aspectos más primarios y simplistas de la razón moderna: la tecnocracia ha determinado y determina la última palabra sobre el destino de nuestros hogares, llegando a confundir progreso técnico con emancipación política. Pero es sin duda la globalización, que afecta de manera irremediable a los modos de organización política y económica de las sociedades, la que completa el imaginario unificado de lo doméstico bajo las premisas de los media y del mercado. En los últimos años se demanda un cierto grado de racionalidad crítica en relación a la proyección de lo doméstico desde lo público, que integre las dimensiones política, simbólica, existencial y lingüística a la unívoca dimensión mercantil, predominante en el universo residencial. Hoy sabemos que nuestro imaginario doméstico no es espontáneo, por ello entendemos que es preciso identificar las categ...