Resumen:
Si optamos por abrir la puerta de la terminología que mejor se adapta a las necesidades del traductor nos adentramos en un mundo de recursos en el que la tecnología desempeña un papel primordial en estos tiempos.
La metodología de trabajo del traductor se ha ido adaptando a las tecnologías de acceso y recopilación de la información. Los recursos tradicionales o habituales hasta hace unos pocos años (léxico, glosario, tesauro o diccionario) han evolucionado con la digitalización (recursos electrónicos: discos ópticos o acceso en línea), dado paso a herramientas y recursos más específicos (bancos de datos terminológicos, extractores terminológicos, alineadores textuales, memorias de traducción, gestores de terminología o estaciones de trabajo terminológico, bancos textuales o corpus, plataformas de traducción en línea) o se han transformado en recursos menos voluminosos, de temática más específica (bancos de conocimiento especializado) y orientado a la colaboración, debate, sugerencias o recomendaciones terminológicas (terminología en la nube: plataforma colaborativa).