Resumen:
Esta comunicación retrata al guionista como un agente clandestino y describe su
labor como una sucesión de ejercicios de esfumación. El último gesto es su propia
desaparición, la del guionista, y la de su objeto, transformado en película. Lejos de
lamentarse, el guionista se equipara al anarquista que trabaja a destajo en la
desaparición de su propia organización, diluida en una sociedad armónica, una sociedad
que no la haga necesaria.