Resumen:
El peculiar estatuto jurídico que se deriva de la atribución a un inmueble del calificativo de bien cultural, conlleva para su titular dominical una serie de consecuencias, en su mayoría de carácter negativo, y que se traducen en el aumento de la cantidad y calidad de las obligaciones y deberes impuestos sobre ellos por las diferentes normas del ordenamiento jurídico, en particular, por las de naturaleza cultural y urbanística.