Resumen:
Tradicionalmente el periodismo político ha cumplido una función de intermediación entre los distintos agentes políticos y la opinión pública, pero la profundización de la democracia ha multiplicado los grupos y personalidades, que exigen una voz propia. Al sentirse mal representados por los partidos y los sindicatos, buscan y encuentran vías de expresión automáticas en la Red y las utilizan a fondo. El precio es la fragmentación de las audiencias y la dificultad de mantener el clásico juego de mayorías y minorías, base de nuestras democracias.