Resumen:
La universidad, tanto en su papel de formadora de ciudadanos y profesionales como en su papel de investigadora, debe ser un importante motor de cambio de la sociedad. En este sentido, la comunidad universitaria, y especialmente los profesores, deben tomar las riendas de este cambio, hacerlo suyo dentro y fuera del aula. Para ello, resultan fundamentales el contacto con la sociedad civil y sus movimientos, y el trabajo en red con otros miembros de la comunidad (otros profesores, pero también alumnos…), integrando acciones y conocimientos. Y es ahí donde las oficinas de voluntariado pueden y deben ejercer como catalizadores del proceso, como motor de arranque que mueva a los profesores, pero también como medio de apoyo, propuestas, intercambio, asociación…