Resumen:
La organización de las asignaturas de dibujo en las escuelas de arquitectura ha respondido tradicionalmente a un patrón heredado de tiempos pasados cuyas fórmulas hoy en día, han quedado completamente obsoletas. Tradicionalmente este aprendizaje se concentraba exclusivamente en el primer año de carrera y algunas escuelas ampliaban esa formación al segundo curso. Durante ese primer año de carrera el alumno adquiría los conocimientos básicos sobre los distintos tipos de dibujo, que eran básicamente tres: dibujo técnico, geometría descriptiva y dibujo del natural. Una formación muy completa pero algo compartimentada. Era a partir del segundo curso cuando el alumno comenzaba a integrar el dibujo como un todo y empezaba a entender el dibujo como algo más propositivo que meramente instrumental. Con la aparición de los nuevos planes de estudio, el espacio ocupado por el dibujo empezó a perder terreno a favor de lo que siempre se ha denominado proyectos. En el instante en el que el dibujo se alejaba de su función meramente representativa y por que no decirlo académica, dejaba de de ser dibujo para ser proyectos.