Resumen:
Desde que países como Francia, Alemania, Italia y Reino Unido en 1998, a través de la Declaración de La Sorbona acordasen unas líneas básicas para la creación de un espacio europeo de educación superior, el ambicioso proyecto no ha hecho más que crecer. Un año más tarde, ya eran 31 países europeos, entre ellos España, los que se unían al proceso de cambio, firmando explícitamente su compromiso a través de La Declaración de Bolonia. Estos planteamientos derivan en un nuevo sistema de créditos basado en las horas de trabajo del alumnado, computados con la intención de que se puedan acumular y transferir de unas universidades a otras, fomentando por otra parte otro de los pilares del espacio europeo de educación superior, la movilidad del alumnado a través de todos los centros universitarios europeos.