Resumen:
La tesis de la Mente Extendida (ME) afirma que los procesos cognitivos no se limitan al espacio físico que se encuentra en el interior de nuestra cabeza. Más bien al contrario, se distribuyen y extienden a lo largo del mundo que nos rodea y con los artefactos que interactuamos. Así, nuestra memoria se extiende cuando acudimos a Google para recuperar información o al orientarnos en un lugar desconocido gracias al navegador. Algunos autores, sin embargo, hacen una llamada a la reflexión sobre las posibles consecuencias negativas que puede acarrear el uso masivo de estas tecnologías sobre nuestra arquitectura cognitiva. En esta comunicación señalaré algunos de esos riesgos, así como posibles retos para la integración de estos artefactos en contextos educativos.